Supongamos que nos proponen dos alternativas:
1. Zona Euro con 16 países miembros sanos y fuertes; y uno más que se encuentra en crisis, llamémosle Grecia.
2. Zona Euro con 16 países miembros sanos y fuertes.
¿Cuál prefieren? ¿Zona Euro con o sin Grecia?
La mayoría escoge la opción 2. Mejor tener un buen grupo de países que un grupo mayor pero con un individuo en crisis.
Esta respuesta es un claro ejemplo de la debilidad de nuestro pensamiento intuitivo. Definimos pensamiento intuitivo como aquel que resulta automático, sin esfuerzo, normalmente inconsciente y que se basa en asociaciones coherentes.
Una de los debilidades más curiosas de la intuición es que no sabe calcular todo. Hay ciertos cálculos que puede realizar y otros que no, cálculos que requieren pensamiento consciente, con esfuerzo. Hay evidencia que la intuición sabe calcular una media, pero no una suma. El ejemplo típico se obtiene al ofrecer al lector la siguiente imagen:
Grupo de líneas
A la pregunta sobre la longitud de las líneas, la intuición nos permite responder rápidamente la longitud media de las mismas. En seguida sabemos más o menos como son las líneas de largas. En cambio, al preguntarnos por la longitud total de todas las líneas … nos cuesta calcularlo.
De este modo, cuando se nos ofrece una serie de componentes basamos nuestra primera percepción (la percepción y la intuición están íntimamente ligadas) en la media observada.
Veamos otro gran ejemplo que expone Kahneman:
Pensamiento intuitivo: elección entre 2 cestas de bienes
Cuando a los individuos se les pide escoger entre la cesta A (set A: 40 piezas) o la cesta B (set B: 24 piezas), la mayoría se inclina por la B. La intuición rige la decisión, ya que observamos que el valor medio de los componentes de la cesta B es mayor que la A. Ya que la cesta B tiene todos sus componentes enteros y completos. Mientras, la cesta A posee componentes rotos, en realidad, esta cesta posee los mismos componentes que la B y alguno más roto o deteriorado. Luego, en realidad, en términos absolutos, la opción A domina a la opción B (¡ofrece lo mismo o más!).
Así, cuando vemos un cesto con 9 manzanas buenas y una décima podrida, nuestra intuición nos dice que es peor que un cesto con 9 manzanas buenas. Estadísticamente, este funcionamiento de la intuición es lógico: la media es una buena medida defensiva, porque es mucho más descriptiva de la distribucion a la que te enfrentas, y para tomar una decision rapida, es el mejor estadistico. ¡¡ Correcta intuicion !! , pero la media no nos da toda la informacion necesaria, luego en ocasiones es un fallo el guiarnos sólo por la intuicion.
Conclusión: la intuición no sabe sumar, por lo que fiarse solo de ella puede dar lugar a errores. Del mismo modo, es un fallo pensar que una Zona Euro con un miembro en crisis es peor que una Zona Euro con un miembro menos. En la media, estamos peor con Grecia a bordo, pero en términos absolutos, tenemos ahora lo mismo o más que sin Grecia a bordo.
Si echamos a Grecia, nos impaga toda su deuda (según se establezca el nuevo tipo de cambio con su divisa posterior) y perdemos tamaño (activo). Si se queda, impaga toda o parte de su deuda, pero mantenemos tamaño y potencial. Es decir, en la media tenemos una Zona Euro más débil con Grecia a bordo; pero en términos absolutos, echarla no significa ninguna mejora para nosotros.
Otra cosa es lo que Grecia quiera, y además están los análisis sobre el posible contagio que causaría el dejar a Grecia “libremente” salir de la Zona Euro.
Que no nos domine la intuición: está demostrado que en ocasiones falla. Parece que Merkel ha pensado en ello a fondo por ahora, no dejándose llevar por la intuición.