Es incontestable el hecho de que el reciente anuncio por parte de los dirigentes de la Zona Euro ha sorprendido al mercado. Merece la pena repasar brevemente el rescate. Para ello, lo dividiré por “Tiers” o “estratos de calidad”.
Tier 1. Inmediatamente disponible. Acceso a la Facilidad de Crédito para la Balanza de Pagos, ya existente para apoyar en el proceso de acceso a la ZE de los países aspirantes. Se trata de un importe EUR 60.000 millones, que pueden materializarse en la forma de préstamos bilaterales con la Comisión Europea que ésta respaldaría con la emisión de bonos en las mismas condiciones financieras, colateralizados con el presupuesto de la Unión Europea. La disposición de estos fondos depende de una fuerte cláusula de condicionalidad.
Tier 2. Pendiente de aprobación por los gobiernos. Se entiende como un potencial complemento al Tier 1. Se constituye un vehículo especial (SPV por sus siglas en inglés) con un presupuesto total de EUR 440.000 millones. Estará participado por los miembros de la ZE en las mismas proporciones con que participan en el BCE.
Tier 3. Cooperación del FMI con el paquete europeo. Mantendrá una participación de un tercio, es decir, podrá aportar hasta EUR 250.000 millones.
Hasta este punto nos encontramos con la misma solución que hace unas semanas se estructuró para Grecia. Pero recordemos qué pasó cuando se anunció el rescate a Grecia. Ya lo comentamos en Sintetia: el mercado entendió que se trataba de una línea de liquidez, no de un auténtico rescate y solución a la solvencia de Grecia. El paquete de rescate conduciría más bien a un incremento de la deuda pública, y no lo contrario, ya que la fuerte condicionalidad del préstamo le llevaría a sacrificar en exceso su economía, dañando su crecimiento y capacidad de tomar fondos en el mercado de capitales.
Por lo tanto, hasta aquí, poca ayuda nueva se puede haberse dado a Grecia. Quizás sirva como mensaje sobre el apoyo a Portugal y a España. Pero la lectura del mismo sigue siendo la misma: negativa e insuficiente.
Complementando el plan de rescate
Es por ello que desde Europa se ha procedido a un nuevo complemento al rescate para tratar de dar credibilidad al mismo. El cual ha sido el auténtico movimiento “ahead of the curve”: la intervención del BCE. Muy brevemente:
1. Se propone intervenir en los mercados de deuda pública y privada para asegurar la liquidez y profundidad de los mismos. Se tomarán las medidas complementarias necesarias para esterilizar la liquidez inyectada, y asegurar la independencia de la Política Monetaria.
2. Se vuelve a las subastas ilimitadas (full allotment) a tipo fijo. Se harán dos a tres meses (26 de mayo y 30 de junio) y otra a seis meses (12 de mayo).
3. Se recupera la línea de swaps euro-dólar con la Fed y el resto de principales bancos centrales (Banco de Canada, Banco de Inglaterra, Banco de Japón y Banco de Suiza). Se pretende así restaurar la liquidez en dólares.
Sabido todo esto, analicemos ahora si se cumplen las condiciones de un buen rescate:
1. La decisión debe tomarse rápido. Está claro que no se ha cumplido, pues el deterioro del mercado es muy profundo, con inversiones severas de las pendientes de CDS de varios gobiernos y curvas de rentabilidad de deuda invertidas o planas también. Se ha esperado a última hora para intervenir.
2. El rescatador debe hablar con una única voz. Ni en la ZE ni en el BCE se han acordado las medidas por unanimidad. De hecho, muchas de las medidas (el SPV, participación del FMI, y plan de rescate de Grecia) requieren aprobaciones a nivel gubernamental en cada país. Está claro que Europa está tratando de salvar la cláusula de “no bail-out” mediante la estrategia de no tocar la deuda de ningún país (no reestructurar), sino mediante la contribución de fondos coordinada para apoyar a las economías débiles.
3. “Shock and Awe” a los mercados. Está claro que esto se ha cumplido. Destaco Krugman, “shock and uh?” , o Marco Annunziata, el economista jefe del banco de inversión Unicredit: se trata de un rescate “shock and awe, part II and in 3-D”. Podemos darle un poco de dimensión al asunto: el rescate es más que suficiente para cubrir las necesidades de refinanciación (cupón y principal) de Grecia, Portugal, Irlanda y España por los próximos tres años (que ascienden a circa EUR 500.000 millones). De hecho, el importe total de EUR 750.000 equivale a tres cuartas partes del total acumulado de deuda de estos cuatro países.
Así, no conseguimos más que aprobar en una sobre cinco condiciones. Es un suspenso claro. No obstante, nos falta parte del análisis: la contribución del BCE. Vayamos de nuevo punto por punto. En primer lugar (i) el BCE había afirmado muy recientemente que no se planteaba las compras de activos, sobre todo por los problemas de cómo salir de esta estrategia, y las presumibles consecuencias sobre los riesgos inflacionistas. Ahora, rompiendo la primera regla de un plan de rescate, llegan mal y tarde a la solución de comprar activos. Por si fuera poco, (ii) es conocida la posición de Weber (vicepresidente del BCE y presidente del Bundesbank) al respecto (https://preview.bloomberg.com/news/2010-05-05/weber-draws-battle-lines-as-greek-contagion-pressures-ecb-to-defend-euro.html), lo cual rompe la regla de tener una única voz en el rescate.
Andrés Alonso