Nunca se sabe lo que pueda pasar y, a veces, ocurre lo inimaginable. Así que lo mejor es estar siempre bien cubierto, y facilitar las cosas a nuestros familiares para evitar cargas económicas.
Hablamos entonces de tener un seguro de vida, y para ello necesitamos tener en cuenta lo siguiente:
- Nuestra situación económica y si tenemos créditos pendientes
- Los riesgos a los que estamos expuestos
- Las personas que están a nuestro cargo
¿Cuándo debería plantearme contratar un seguro de vida? A partir de cuándo empezamos a tener responsabilidades económicas y familia que suele ser entorno a los 30 años.
Hipotecas, préstamos, deudas… todo esto nos trae dolores de cabeza y recaerán en nuestra familia si no estamos asegurados.
Una buena idea es contratar un seguro de vida al firmar una hipoteca. Nos aseguramos así que en caso de fallecimiento nuestra deuda con el banco quede saldada. Además existe un tipo de seguros de vida, llamados “libres” que, además del fallecimiento, suelen cubrir la invalidez permanente y absoluta. Hay una gran variedad de seguros libres, algunos cubren más y otros menos, incluso algunos ofrecen servicios adicionales como por ejemplo una segunda opinión.
Una gran pregunta que debemos plantearnos es ¿cuánto capital debemos asegurar? Lo aconsejable es, como mínimo, asegurar un capital equivalente a tres anualidades de sueldo bruto. El máximo tendría que incrementarse según tengamos o no deudas pendientes, gastos en formación para nuestros hijos, coste de mantener nuestro nivel de vida… Y podremos mantener nuestro seguro hasta los 60 o 65 normalmente, según el producto y la aseguradora.
Otro factor a tener en cuento son los riesgos que asumimos en nuestro día a día, quizás por nuestro trabajo, si practicamos algún deporte de aventura, etcétera. La muerte es impredecible pero podemos prevenir nuestro futuro económico.
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