Si echamos la vista atrás, seguramente podremos recordar alguna situación en la que alguien nos contó una historia, real o ficticia, de la que extrajimos un aprendizaje. Las moralejas de los cuentos que nos leían en la infancia tenían ese objetivo ejemplarizante y educativo. El aprendizaje a través de historias que nos cuentan es una técnica muy antigua, que actualmente se está recuperando como herramienta para el desarrollo de competencias.
Como dice Antonio Nuñez, consultor en comunicación y Miembro de la National Storytelling Network, “un relato es una secuencia de acontecimientos que contiene conflictos, emociones, proporciona sensaciones y verosimilitud. Un relato aporta sentido en nuestras vidas. Los relatos tienen muchas ventajas ya que provocan atención neuronal, viralidad, son mnemotécnicos, episódicos y proporcionan participación; al mismo tiempo generan comunidad, cohesión, cultura y sentido lúdico»
Cuando escuchamos una historia, nuestra apertura mental es mayor, lo que permite escuchar y comprender mejor, y la retención del aprendizaje es más profunda y duradera. Todo ello se traduce en una aceleración del aprendizaje y por tanto en una menor resistencia al cambio. Las historias son una alianza perfecta para conseguir despertar el interés y la curiosidad, una actitud básica para el aprendizaje continuo.
¿Cómo funcionan las storytelling en el mentoring? Podríamos decir que el/la mentor/a es un/a contador/a de historias, que a través de ellas permite a su mentorizado/a reflexionar, cuestionarse, reafirmarse. Estas historias pueden ser cuentos, un chiste, una película, una anécdota, pero sobre todo son historias personales, experiencias del propio/a mentor/a o de otras personas, que pueden servir al mentorizado/a para comprender su situación, para resolver un problema, para tomar una decisión, o para generar alternativas de pensamiento o visión. El storytelling es una parte importante del aprendizaje experiencial que caracteriza al mentoring.
Para que las historias cumplan el objetivo de contribuir al desarrollo personal o profesional, es necesario escoger la historia adecuada, que sea aplicable al contexto, es decir, a las necesidades de la persona mentorizada, a su situación personal, a los retos que se plantea o las trabas que desea superar. Siempre tiene que extraerse de ellas una moraleja, que es el mensaje que impulsa el aprendizaje.
Sobre la historia mentor y mentee discutirán, intercambiarán opiniones, reflexionarán: de este proceso debe surgir la moraleja para el mentee, debe ser él quien la descubre, porque ésa es la revelación del proceso de aprendizaje. No debe explicitarse en el relato
Las historias al situarnos fuera de nuestra experiencia, nos permiten contemplar la situación como espectadores, lo que nos da el punto justo de distancia para poder ver las cosas de otra forma, sin sentirnos amenazados, atacados. Desde ahí podemos transferir la lección extraída a nuestra propia situación. La misma historia no tiene el mismo significado para dos personas distintas o en dos situaciones distintas.
El proceso interior que se genera al escuchar una historia, podríamos describirlo de la forma siguiente:
1) Al colocarnos en una situación fuera de nosotros permite un distanciamiento emocional, nos relajamos y las situaciones de bloqueo que suelen impedir el aprendizaje desaparecen
2) Al producirse el desbloqueo, se genera una apertura mental, que permite el paso a la reflexión desde una zona de mayor seguridad
3) La reflexión impulsa el cambio a nivel mental o interno y luego a nivel externo o de la acción.
Las storytelling para se efectivas deben ser contadas con realismo y adecuarse al destinatario de las mimas, deben ser creíbles y conectar emocionalmente. Es muy importante observar la reacción del oyente, interpretar sus mensajes de respuesta a la historia para ir adaptando la narración. Además impulsan la acción para el cambio, a generar confianza, a transmitir valores, a compartir conocimientos.
El cambio no se genera desde lo racional, sino de lo emocional, el impulso para la acción es la motivación, y vive en el corazón. Las historias no conectan con nuestra cabeza, conectan con nuestro corazón y es este el que luego envía el mensaje de cambio a nuestro cerebro. La mente se abre cuando se abre el corazón.
Las storytelling forman parte de eso que siempre se ha conocido como “sabiduría popular” y que parece estar denostada en la era de la información y el conocimiento. Lo que llamamos “batallitas” de nuestros mayores, son una fuente inmensa de aprendizaje que debe ser aprovechada a lo largo de toda nuestra vida. Esa sabiduría popular se nutre de historias contadas a lo largo del tiempo por diferentes personas, y a diferentes personas. En este continuo de interacción, se va enriqueciendo la historia con aprendizajes que aportan los distintos contextos y participantes. Son una fuente de nuevo conocimiento. Sería interesante estudiar cómo ha influido en el desarrollo y aprendizaje de las personas, haber crecido en un ambiente en el que se permitía a los más pequeños conversar con los mayores, y escuchar historias contadas por personas diferentes y en ambientes diferentes. La adquisición de capital intelectual, cultural y social de una persona puede estar influenciada por este tipo de experiencias. Uno de los objetivos del mentoring es ayudar a los mentees a aumentar su capital intelectual, social y cultural, para que puedan progresar y desarrollarse personal y profesionalmente y alcanzar sus retos.
Sobre la autora:
Mª Luisa de Miguel. Directora de la Escuela de Mentoring.