Este es un debate que lleva tiempo en la palestra, sobre todo en Estados Unidos. Comenzó cuando Kartik Athreya, economista de la Reserva Federal de Richmond, publicó un artículo titulado “La Economía es difícil. No deje que los blogueros le digan lo contrario”, en el cual decía:
En este ensayo defiendo que no es probable que ni los blogueros no economistas ni los economistas que hacen que parezca que la economía –en particular la política macroeconómica– es una tarea sencilla con conclusiones claras realicen buenas contribuciones al debate en la ciencia económica. Por tanto, deberían ser ignorados por el público no experto de mente abierta.
Para recordar todo el histórico de este debate completo merece la pena remitirnos a un reciente post de Nada es Gratis.
Merece especial atención la lectura positiva del impacto de los blogs de economía que hacen economistas activos como Tyler Cowen , Brad DeLong, y el propio Krugman (como veremos más adelante). Merece también la pena leer la defensa de su trabajo de bloggers activos no académicos como Matt Yglesias, los cuales crean también debate y tendencias entre otros grandes académicos (muy activos en redes sociales) como Justin Wolfers, quien a menudo debate a través Twitter con el propio Yglesias .
Retomamos este análisis tras la publicación de un reciente artículo de Paul Krugman: “Nosotros y nuestros blogs” en el cual se posiciona a favor de los blogueros económicos no-Phd (no académicos), argumentando que contribuyen al debate (macro)económico de forma productiva. Aunque recomendamos la lectura completa del mismo, examinemos algunos de sus argumentos a partir de extractos (traducidos libremente) del propio artículo:
La preocupación, o quizás tan sólo el asunto, es si el aumento de los blogs de economía está dañando a los guardianes [de la ciencia económica], si cualquier persona puede hoy influir en el debate económico mientras en los viejos tiempos se tenía que publicar en revistas académicas especializadas, lo cual significaba pasar por el proceso de revisión [de los artículos].
[…]Incluso para la investigación académica las revistas especializadas dejaron de ser el medio de comunicación [más utilizado] hace mucho tiempo, hace más de 20 años con seguridad. […] Literaturas completas podían florecer, madurar, y decaer antes de que el primer artículo fuese formalmente publicado.
Lo que han hecho los blogs es, en cierto modo, abrir este proceso. Hace 20 años era posible, e incluso normal, circular tu investigación y dejar a la gente hablar sobre la misma sin necesidad de entrar en el proceso de revisión –pero tenías que formar parte de cierto círculo, que básicamente consistía en estar graduado por un departamento universitario de prestigio para entrar en el juego-.
Aun habiendo cierto principio de perduración aquí, el hecho es que hoy es más sencillo para la gente con menos credenciales (académicos) hacerse eco, y la gente que sí tiene esos credenciales (académicos) tienen menos garantizado un trato respetuoso [de sus ideas]. Así que sí, hemos visto algunos nombres famosos chocar con tormentas de críticas – *justificadas* críticas – según ciertos “don-nadies” se convierten en jugadores. ¡Eso es algo bueno! Famosos economistas han estado diciendo tonterías por mucho tiempo; ahora están siendo llamados la atención por ello.
Creo que todo esto es positivo. Los blogs de economía hacen que sea más duro para los economistas [académicos] callar a la gente “tirando de rango [académico]”.
Es también interesante la discusión de Krugman acerca de la estrategia de “apelar al rango” (Pulling Rank), bajo la cual expresa la “costumbre” de ciertos académicos de aludir a su historial académico, basado en estudios de doctorado por universidades de prestigio, para tratar de ganar debates en el plano económico, estrategia que considera débil e incluso ridícula, pues solo demuestra incapacidad para responder objetivamente a los comentarios.
Desde Sintetia nos encontramos, sin que ello sirva como costumbre, a favor de Krugman en este debate. Obviamente, el cojo es partidario de las muletas, por lo que no debería sorprender a cualquier lector que los blogueros estén a favor de dicho medio de comunicación, del mismo modo en que es comprensible la reticencia por parte de algunos académicos a aceptar la innovación y el cambio en la comunicación en la discusión seria e independiente de política económica. Y no sólo se trata de los blogs, hoy tenemos excelentes economistas también en Twitter, como Tim Harford o Justin Wolfers, contribuyendo de manera muy activa y productiva a la discusión y divulgación económica. Y, lo más importante, aceptando información y argumentos que les llega de completos desconocidos en sus debates. Construyendo sobre esa retroalimentación, corrigiendo y reconduciendo el debate cuando es necesario, y aprendiendo de sus lectores con ejemplos prácticos y reales, a la vez que aportando conocimiento útil.
Así, en Sintetia aspiramos a comunicar, y hacerlo bien, combinando tanto la vertiente académica como nuestra parte profesional, que a menudo aporta tanto valor como el análisis abstracto al estar basada en la experiencia real del día a día. Los editores de este blog combinamos, así, una cierta experiencia académica (formación de postgrado y experiencia docente) con actividades privadas en diferentes mercados, experiencia que utilizamos para aportar en aquellos temas que tratamos. Y esta es la clave del debate, a nuestro parecer: tener unos conocimientos de primera mano de la materia que se discute, conocimientos que no son exclusivos de la vía académica, sino que también se adquieren mediante la experiencia dia a día en diferentes mercados combinados con el enfoque analítico que desde la academia se enseña. Y el contacto con los mercados reales también aporta al debate, pues descarta con rapidez ideas irrealizables; mientras el papel lo aguanta todo, los condicionantes de la vida real y del funcionamiento real de los mercados no tienen piedad con muchas ideas.
En un sistema democrático, el votante mediano decide finalmente la mayoría de resultados. Y hoy, el lector mediano de un blog de economía posiblemente no cuente con conocimientos de macroeconomía de frontera, pero tiene interés en entender cómo piensa un economista , algo en lo que no solo los académicos sino los practicioners tienen mucho que enseñar. Aquellos que han trabajado en el tema, que han visitado abogados y han abierto y cerrado negocios. Y los que han participado en el diseño y redacción de política económica o han asesorado a directivos de la empresa dónde invertir y dónde no, asumiendo los riesgos de sus consejos. Hillary Clinton explicaba recientemente esta necesidad dual a la perfección:
«We need to be a department where more people can read both Foreign Affairs and a Bloomberg Terminal.”
Que traducido libremente es:
«Necesitamos ser un departamento donde más gente pueda leer tanto Foreign Affairs como el terminal de Bloomberg».