Hoy os traemos, siguiendo el espíritu de «La Parábola de Lucas», una pequeña parábola sobre el outsourcing o deslocalización que quizás sirva a algunas personas a comprender mejor el fenómeno y/o a explicárselo a los más escépticos.
(Nota lingüística: «mayar» o «mallar» es el acto de pisar la manzana con los pies, paso previo a la elaboración de la sidra asturiana).
Sidra, mecanización y deslocalización
Imagina una industria de sidra en la que grupos de operarios todavía mayan la manzana con los pies para mantener el sabor auténtico de la sidra. Los experimentos de mayar con máquinas fallaban y dejaban un extraño regusto a hierro, así que los dueños decidían pagar a una costosa cuadrilla de mayadores. Un buen día aparece un ingeniero con acento alemán ofreciendo una máquina que por fin maya la sidra automáticamente sin que se note en el sabor. El proceso es largo, tarda unas dos semanas, pero incluso descontando el retraso es mucho más barato, los dueños se ahorran la mitad de los costes y la calidad es la misma.
Esto es lo que los economistas consideran un aumento de productividad en una industria. En el corto plazo, la sustitución de trabajo humano por trabajo de maquinaria destruye empleo en una industria, empleo que después se genera en otros sectores. Así ha sucedido siempre, principalmente a partir del S.XIX, en el que las tareas mecánicas empezaron a ser realizadas por maquinaria. Sería absurdo pensar que la mecanización y los avances de productividad destruyen empleo neto en la economía: si así fuese, la proporción de personas trabajando habría ido disminuyendo a lo largo de todo el siglo XX… pero la realidad es que ha aumentado (principalmente, por la incorporación de la mujer al mercado de trabajo).
Retomemos nuestra historia. Se reduce el empleo en el sector de la sidra, aumenta su productividad, aumenta la producción agregada y se recupera el empleo en otros sectores. Este es el proceso habitual del crecimiento económico, la reducción en la cantidad de trabajo humano necesario para producir algo. ¿Estás de acuerdo con todo este proceso? Si tu respuesta es sí, ¿cambiaría tu opinión si supieses que la increíble máquina mayadora no es tan increíble y que el ingeniero sólo recoge por las noches la manzana introducida y la lleva a mayar a un país cuyos trabajadores cobran un sueldo mucho menor que los propios? Esto es lo que se conoce como deslocalización. Si crees que las ganancias de productividad son netamente buenas para un país, ¿por qué la deslocalización no habría de serlo?
Habrá quien ponga objeciones en la calidad del producto final. Cierto, la calidad puede bajar en algunos procesos que se deslocalizan. Pero ello no es un problema exclusivo de la deslocalización. De hecho, no es un «problema» en absoluto, se trata de una mayor variedad de calidades. La bollería industrial producida dentro de nuestras fronteras no tiene nada que ver con la deslocalización, pero su calidad es sensiblemente menor que la de la bollería tradicional. Pero la gente no es estúpida y aprecia la calidad de un bollo de chocolate de una panadería frente al industrial. Es decir, si hay demanda del producto de calidad, éste coexistirá junto con la opción de menor calidad, con lo que la población podrá elegir lo que mejor se ajuste a su presupuesto. Habrá quien prefiera la opción de calidad y seguirá consumiéndola; habrá quien preferirá ahorrarse algo de dinero comprando la opción barata y gastárselo en otra cosa que necesite; y habrá quien antes ni siquiera podía comprarse la opción de calidad y al menos ahora puede optar a la barata. Y todos los consumidores, mientras tengan el poder de decisión, salen ganando.