España, Europa e innovación son temas recurrentes. Y de ello hablaremos con Xavier Ferràs. Miembro de la familia Sintetia. Una mente brillante, inquieta y que en tecnología, tendencias e innovación, siempre tiene algo interesante que decir. Desde 2002 es profesor titular del Departamento de Operaciones, Innovación y Data Sciences en ESADE. Ha sido Decano de la Facultad de Negocios y Comunicación de la Universidad de Vic. Y hasta 2012, fue director de la Unidad de Innovación Empresarial de ACC10 (Agencia Catalana de Competitividad), con responsabilidad sobre las políticas de transferencia tecnológica, I+D y desarrollo de clústers en Catalunya.
A Xavier Ferràs le apasiona la docencia. Se compromete con el desarrollo tecnológico. Cree en el humanismo como palanca de futuro. Considera que Europa se ha frenado, está débil y es lenta, pero tiene ante sí una gran oportunidad con la que poder liderar a escala global. España lleva dos décadas de retraso, necesitamos un reset, ponerle las pinzas para que nuestro motor de productividad y competitividad funcione.
Estamos ante retos históricos, y quizás, ante la oportunidad que necesitamos. ¿Tendremos el liderazgo como país para lograrlo? Nuestro futuro depende de ello.
La España retrasada en innovación
—Xavier, y de repente llegó el COVID y la economía echó el freno mano, ¿pagaremos décadas de poca inversión en I+D e innovación?
Por supuesto. Durante los últimos 20 años, y especialmente en la última década, el mundo ha despegado en I+D. Nosotros hemos invertido poco y mal. No olvidemos que la inversión privada en I+D depende de las políticas públicas: sistemas de incentivos, fiscalidad, ayudas directas, transferencia tecnológica universitaria, compra pública, acceso a créditos preferentes…
Estamos instalados en un obsoleto paradigma de “I+D+i”: pensamos que si hacemos “I” (investigación básica, la que aparentemente más importa), se va a desencadenar un proceso automático que va a llevar a la innovación empresarial. Y, si esto no pasa, es por culpa de nuestras empresas, que carecen de visión estratégica.
Sabemos que esto no es así: los sistemas nacionales de innovación compiten integrados. La inversión privada dependerá de las prioridades y las acciones del sector público.
—¿Eso es lo que están haciendo los países más avanzados?
Asia ha despertado y se ha situado en la élite mundial con estos planteamientos: no es que en Taiwán haya minas de semiconductores —la materia prima, el silicio, es arena de playa: está en todas partes—. Es que Taiwán ha desarrollado sectores y tecnologías estratégicas, como los semiconductores, mediante políticas de innovación y atracción de talento.
Lo mismo sucedió en Japón, Corea del Sur, y más recientemente en China.
Y, desde la II Guerra Mundial, en Estados Unidos (aunque decían que no hacían política industrial).
Sólo Europa cayó en la trampa de “no hacer nada”, o de desarrollar una política industrial y tecnológica muy débil. Y, dentro de Europa, especialmente España.
—Y al final… ¿Cómo está la partida?
Pues nos encontramos en un escenario de competencia tecnológica intensa entre Estados Unidos y Asia, con una Europa debilitada, y una España que debe recuperar dos décadas de tiempo perdido para seguir compitiendo con éxito en los mercados globales y no quedar condenada a ser un país de bajo coste y bajos salarios.
La Industria 4.0: Cómo es, cómo surge, qué potencial tiene
—Has estado inmerso en varias investigaciones en torno a la Industria 4.0, y me gustaría abordar con cierta profundidad este tema.
1.- Cansado de leer y leer, ¿Qué es la industria 4.0 y cómo ha surgido en Europa?
La Industria 4.0 es un paradigma de industria digitalizada, sostenida sobre tecnologías llamadas “exponenciales” básicamente: Internet de las Cosas, Impresión 3D, Inteligencia Artificial y Robótica Avanzada.
Dirigida por datos, y conectada a los centros de investigación. Es un concepto, que nuevamente, pese a su aceptación empresarial e institucional, surge de un grupo de trabajo auspiciado por Angela Merkel en 2011, justo para debatir e impulsar el modelo industrial alemán a la salida de la crisis de 2008.
La Industria 4.0 es un modelo industrial que pretende ganar competitividad mediante la digitalización de los procesos, y la absorción rápida de nuevas tecnologías.
La verdadera riqueza no proviene de los descubrimientos científicos, sino de la velocidad y capacidad de absorber esos conocimientos por parte de las empresas.
Alemania ha desplegado ese modelo apoyando especialmente sus pequeñas y medianas empresas, tecnificándolas, convirtiéndolas en campeones nacionales (“campeones ocultos”) y exportando globalmente en mercados de nicho. En este proceso, el apoyo de los Centros Tecnológicos Fraunhofer ha sido clave.
2.- ¿Una Industria 4.0 puede transformar cualquier sector?
El modelo de Industria 4.0 es el punto de destino de los procesos de transformación digital, tan de moda hoy en día. Sí, la digitalización (y la evolución hacia modelos 4.0) es posible y necesaria en la mayor parte de sectores.
— ¿Cómo se conecta la estrategia de una empresa, pero también de un país, con estas nuevas tecnologías?
En los mercados globales no compiten solamente las empresas. Compiten los sistemas nacionales de innovación, que actúan como catapultas para proyectar empresas a la estratosfera global.
Google, Apple o Tesla han sido productos de un sistema nacional e innovación específico, el americano. Parte de sus tecnologías originales fueron desbordamientos tecnológicos procedentes de las misiones espaciales, o de proyectos estratégicos de la administración americana.
No es Huawei sola, la que emerge de la nada y se sitúa en la cima de la competitividad mundial en algunas tecnologías específicas como 5G. Es el sistema de innovación chino, el que la propulsa —con su estrategia, sus políticas de incentivos, sus compras públicas, sus mercados…—.
Tecnonacionalismo y el poder tecnológico de Asia
—¿Tecnonacionalismo?
Si, nos guste o no, estamos en una era de tecnonacionalismo. De hecho, siempre lo hemos estado, aunque nadie lo quería reconocer.
La nueva globalización irá de atraer y desarrollar talento en algunas tecnologías clave, impulsar agresivamente la I+D, e inyectarla en las empresas del entorno antes que los competidores.
La alternativa: no hacer nada. Que lo hagan otros y que nos condenen a la irrelevancia y a la precarización.
— Te cito: “No habrá industria 4.0, ni internet de las cosas, ni sistemas avanzados e interactivos de inteligencia artificial sin redes 5G”… ¿Qué papel está jugando Asia en esta tecnologías?
La 5G es un cuello de botella geoestratégico. Para hacer posible el futuro digital —de interconexión total, smart cities, vehículos autoconducidos, cirugía remota, inteligencia artificial, realidad virtual…— es preciso actualizar nuestras redes de comunicación con nuevos sistemas (clústeres de tecnologías) de alta velocidad y baja latencia.
Nuestras ciudades deberán estar saturadas de antenas 5G, cuyo punto débil es que tienen muy poco rango (hay que poner gran cantidad de antenas para garantizar la cobertura). Eso significa inversiones masivas en infraestructuras de alta tecnología.
Hoy, Huawei es la empresa que probablemente pueda ofrecer un despliegue de mayor nivel tecnológico y menor coste (por sus inmensas economías de escala). El problema (puesto de manifiesto con vehemencia por Trump) es que los datos (financieros, personales, empresariales, de seguridad) de gran parte del mundo, pasarán por tecnología china. Y eso, en muchos estados genera grandes dudas.
Los datos (financieros, personales, empresariales, de seguridad) de gran parte del mundo, pasarán por tecnología china
— Este nuevo paradigma tecnológico, ¿generará más distanciamiento de Europa con Estados Unidos y Asia? ¿Y España respecto a Europa? ¿Qué nos jugamos en esta partida?
Varias ideas importantes al respecto:
- Europa actualmente tiene un gran problema de autonomía tecnológica y de velocidad de innovación.
- Genera una ciencia excelente, pero no es capaz de activarla como soluciones pragmáticas para sus ciudadanos.
- Dispone de grandes grupos industriales, pero carece de suministro autónomo de tecnologías estratégicas como los semiconductores.
- Sin contar que tampoco se ha hecho política de datos: hoy los datos de los europeos están en manos de grandes corporaciones digitales americanas.
- Europa ha sido un continente ingenuo, entre unos Estados Unidos que, pese a que sus economistas propugnaban lo contrario, siempre ha hecho política industrial y tecnológica; y Asia que siempre tuvo medidas agresivas y rápidas en política tecnológica. Asia se ha situado al nivel norteamericano.
Y, dentro de Europa, existe una fractura: un Norte razonablemente innovador y competitivo, impregnado en Industria 4.0, capaz de asumir el reto de situarse al nivel de esa competición continental; y un Sur que creía que había llegado al fin de la historia (como dijo Fukuyama):
Una vez industrializada, el futuro de España iba a ser de esplendor. Y no, España se ha desindustrializado. El mundo se ha tecnificado. Y ahora hay que correr.
El gran reto de los 140.000 millones de euros que llegarán a España (supuestamente) de Europa
—Todos hablan de los fondos europeos que llegarán a España. ¿Te preocupa que no nos ayuden a converger con estas economías?
Es la última oportunidad. Europa no nos ofrece un fondo de generosidad, sino de competitividad. Los recursos son para abordar ese futuro de innovación, industria 4.0 y tecnologías exponenciales.
Hay que extender las cadenas de valor europeas a un Sur altamente competitivo e innovador.
Europa se la juega, puesto que cualquier país europeo, o cualquier empresa europea son insignificantes ante la magnitud y la potencia de las empresas chinas, o de las plataformas digitales americanas.
—¿Crees que el capitalismo consciente, con propósito, es la gran oportunidad europea?
Justo en el marco de esta necesidad europea de reposicionamiento, tenemos una gran oportunidad, cierto. Europa ha sido el mejor espacio de libertad y democracia de la historia. Hoy, gracias a los fondos de reconstrucción, Europa puede liderar una nueva generación de tecnologías limpias, orientadas a combatir el cambio climático.
Con el llamado “Green New Deal”, la Unión Europea se propone impulsar un crecimiento basado en una industria sostenible, inclusiva e inteligente (basada en innovación).
Si lo conseguimos, Europa seguirá siendo el espacio global más atractivo para la atracción de talento y, por supuesto, el capitalismo deberá dotarse de propósito.
El gran reto del liderazgo humanista
—Como profesor de ESADE, ¿qué está cambiando en la formación a los líderes del mañana?
Los líderes deberán ser mucho más adaptativos y resilientes. Hoy no es suficiente con la gestión de la empresa (la “administration” clásica, un MBA aún es un Master in Business Adminsitration).
Dirigir empresas pasa por gestionar el cambio y la innovación. Por eso, cada vez hay más contenidos de innovación en los programas de las escuelas de negocios.
Necesitamos líderes con habilidades cognitivas transversales: pensamiento crítico, pensamiento creativo, capacidad de resolución de problemas complejos.
Pero también líderes holísticos y humanistas, líderes que entiendan el rol estratégico de la tecnología en los negocios, y que sean capaces de gestionar positivamente los dilemas éticos que el cambio tecnológico está generando