Este confinamiento he sacado tiempo para conversar con amigos, sabios, pensadores, apasionados por lo que hacen. Xavier Marcet es un amigo, miembro de esta familia de mentes inquietas que es Sintetia y que, como ya he dicho una vez, tiene y comparte: «valores profundos, humildad arraigada, el esfuerzo y la vena creativa la lleva en su ADN, trabaja duro para aprender y con ello vivir de forma más apasionada. Quiere sumar, cuida de sus amigos y siempre escucha. Éste es, un hombre que lucha contra la mediocridad que —queramos o no— todos llevamos dentro. Su libro, Esquivar la Mediocridad, es todo un alegato para romper moldes, cuidar a las personas, domar nuestro ego y construir una sociedad mejor. No dejarás de aprender en cada página. Tomarás muchas notas y te hará crecer». Hoy, tenemos una conversación pausada, de esas que se degustan con un buen café.
:: Xavier, ¿Dónde te ha pillado el confinamiento y cómo te has re-organizado tu vida de escritor, pensador, consultor y divulgador?
El confinamiento lo he pasado en casa, en Terrassa. Alimentar una buena biblioteca toda la vida me ha permitido pasear mucho por ella. Descubrir libros olvidados. He leído con fruición a Charles Handy. Por otro lado, vivir al lado del mercado de la ciudad lo pone todo un poco más fácil. Y poder pasear un poco a Cala, nuestra perra, ha hecho que las jornadas agotadoras de pantalla y Zoom fueran más llevaderas.
:: ¿Crees que como sociedad sacaremos algo positivo de esta crisis del COVID?
Siempre se saca algo positivo en la adversidad. Creo que lo más importante que hemos descubierto no es el teletrabajo, lo que hemos descubierto es la confianza. Es comprobar que la gente puede trabajar si se la empodera y se le da autonomía. Entender que para las organizaciones puede ser un buen negocio confiar más en su gente.
Venimos todavía de un mundo corporativo muy controller. Y reconozco que a veces puede ser necesario. Pero, ahora hemos visto que todos los miedos de tantos años en que con teletrabajo caería la productividad no tenían porqué ser ciertos.
Descubrir la confianza como vínculo para crecer haciendo crecer es una de las mejores lecciones de lo que hemos vivido.
:: Nunca antes hemos echado el freno mano a la economía de un país (de muchos, en realidad) de golpe. De un día para otro a teletrabajar, a bajar la persiana, a meterse en casa… ¿Hay alguna receta ante un shock así para poder volver a una cierta normalidad y no morir en el intento?
Resiliencia y dejarse de tonterías. Entender que hay momentos que las cosas se tuercen y hay que pedalear cuesta arriba. Y ponerse a ello. Sin aspavientos y sin reacciones de sociedad malcriada. No negar la adversidad. Aceptar que pintan bastos y que hay que protegerse y refugiarse en lo esencial.
A nivel de empresas no he parado de decir que había que reaccionar con tres prioridades: cuidar a las personas de nuestra comunidad profesional, cuidar nuestra tesorería y cuidar a nuestros clientes.
La gente, nuestra gente, es nuestra fuente de valor. La tesorería es el respirador de la empresa. Los clientes son la salida. La única salida real pasa por lo que decía Drucker que era la misión de la empresa: crear clientes.
:: ¿Hay alguna empresa/iniciativa que te haya llamado la atención en esta época?
Me ha impresionado mucho la iniciativa de Andreu Veá, COVID-Warriors. Andreu, encerrado en la buhardilla de su casa de Madrid ha creado un movimiento capaz de hacer en tres semanas lo que normalmente se tardaría un año. Ha conseguido traer macrorobots de China, ponerlos en marcha para poder multiplicar los test de contagio.
He comprendido con la experiencia de Andreu que cuando se juntan misión, talento y agilidad se puede mover el mundo.
Pero hay muchas otras inspiraciones. Lo que ha hecho el movimiento maker, lo que ha hecho Leitat creando un respirador sofisticado.
La verdadera mediocridad en esta crisis es, teniendo tantos ejemplos de inspiración, no aprender nada de nada.
:: ¿Nos hemos dado de golpe con la realidad de que no hay negocios si la humanidad no está en el centro de todo?
Hemos estado ante el abismo. Las UCI abarrotadas son la escenificación del abismo y los pabellones llenos de ataúdes eran la confirmación del abismo. Lo que estamos viviendo es muy serio. Sin un golpe seco de esta índole no hubiéramos parado. Habrían ganado los que priorizaban la economía a la salud, como aspiraba a hacer Boris Johnson antes de contagiarse.
Dicho esto, dejar la economía a un ralentí muy bajo mucho tiempo, hacer cómo si todas las ayudas billonarias que se anuncian para la recuperación no las fuéramos a pagar de nuestro bolsillo es otra irresponsabilidad.
Si no se entiende que la protección social solamente es sostenible con un gran apoyo a las lógicas emprendedoras de verdad, como sociedad de la deuda perpetua descubriremos pronto otros abismos no menores.
:: Desde que leí tu libro me fijo aún más en la mediocridad, ¿está demasiada enraizada en nosotros y en la sociedad?
Lo que tiene la mediocridad es que es muy estable y cuando crece mucho la complejidad se hace más evidente.
:: ¿El liderazgo siempre está a prueba y ahora con más intensidad?
Radicalmente, sí. Es un momento para líderes consistentes, que inyectan confianza y que mantienen la humildad. Consistencia es tomar decisiones en medio de la volatilidad.
Que cada semana cambiemos de pantalla y de escenario no nos ahorra tomar decisiones. La confianza no te la dan los que dicen que de esto vamos a salir juntos sino aquellos que operativizan cómo salir juntos de esta.
La confianza la da la suma de misión y agilidad. Y mucha humildad. Todos nos equivocaremos en algo en una crisis de tanta volatilidad. La humildad nos evita encaramarnos a nuestras decisiones inflexiblemente.
Si hay que rectificar, se rectifica. Esto fortalece el liderazgo. Los sectarios necesitan lideres infalibles. Los demás aspiran a tener simplemente líderes consistentes, que decidan entre dudas y que, si erran, se corrijan con fluidez.
Y por favor, dejemos de poner tantos adjetivos al liderazgo. Todo es más sencillo de lo que parece: proponer visión, comunicar con el ejemplo, servir a los demás consistentemente.
Necesitamos líderes que exhiban algo más que bondad. Lo deseable es que sean buenas personas, pero es que además necesitamos que sean muy capaces.
:: ¿Vivimos en sociedades/organizaciones cada vez más complejas e impredecibles y, por tanto, con menos capacidad para gestionarlas? ¿Cómo se lucha contra la incertidumbre?
Abrazando la sencillez y orillando la simplicidad. A la complejidad se la combate sin incrementarla. Detesto el management que necesita hacerlo todo muy barroco. Huyamos de este management del que Drucker decía que la mayoría de las veces solamente sirve para complicar la vida a los demás.
El management es sencillamente hacer que las organizaciones funcionen en medio de la complejidad. La incertidumbre es un componente natural de la complejidad.
El mundo del siglo XX era complicado, pero nos permitía planificar. El mundo del siglo XXI es complejo, debemos aprender a hacer más estrategia con menos planificación y más innovación.
:: Cuanto más hablo con colegas en el mundo de los negocios más problemas veo de mantener la mente activa, equilibrada y no dejarse desbordar. ¿Cómo influye la calidad de nuestro interior en los negocios, en la innovación e, incluso en la motivación para luchar?
Uno de los libros que me hizo amar el management fue “El mercado son personas” de Josep Chías, profesor de Esade. Era un libro de cuando las escuelas de negocios todavía preferían las empresas a los “papers”. Es un libro muy inspirador, de una sencillez arrebatadora.
Con el tiempo uno ha aprendido que no solamente el mercado son personas, sino que las organizaciones son personas. Y que lo que distingue una empresa de un negocio, es que el negocio lo puedes hacer casi solamente con máquinas, mientras que una empresa solamente la haces con personas.
La calidad de las personas marca la calidad de las organizaciones. Pensar que para ser un buen directivo no importa ser buena persona es una solemne estupidez. Pensar que solamente por ser buena persona se es un buen directivo, también lo es.
:: Cítanos reflexiones imprescindibles de tu libro de la mediocridad, creo que nos vendría muy bien ese regalo en este momento.
No hay reflexiones imprescindibles en mi libro. ¡Ya me gustaría! Pero me hace feliz cuando algunas personas me dicen que el libro les ha sido inspirador. Me gusta cuando la gente reconoce a la autenticidad como un factor diferencial de las organizaciones.
La autenticidad es el antídoto de la mediocridad. Y me gusta cuando la gente espiga algunas frases que les han sido útiles.
Quizás una de las más recordadas es la última frase del libro: “el esfuerzo es lo que vienen después del cansancio”.
Me emociona que en algunos centros de innovación de grandes empresas haya dos frases del libro: “la innovación está en la mirada” e “innovación es no cansarse”.
:: Cuando vas a Viena y pasas horas y horas sumergido en management, ¿qué crees que es lo que NUNCA cambia y qué crees lo que CAMBIARÁ con mucha fuerza?
Viena para mí es la ciudad dónde cada año hacemos el Global Peter Drucker Forum. Es un momento de salir de la caja, de mirar con perspectiva, de escuchar y dejarse inspirar por gente que tiende a dejar sus galones de gurú en casa. Efectivamente, es preguntarse por lo qué no cambiará y por cuales son las transformaciones imprescindibles.
En Viena fue dónde entendí que aprender a preguntar puede llevar toda una vida y que los cambios somos nosotros mismos en transición.
Aprendo mucho y me pregunto por lo que debería desaprender. Pero, además, Viena es reunirme con amigos para compartir un buen Tafelspitz, normalmente gente importante en sus organizaciones, que te deleitan por sus inspiraciones y por esa categoría que tienen los que han sabido llegar muy arriba pero no padecen el mal de altura.
Definitivamente, el estándar de la elegancia no es el lujo, es el humanismo.
:: La digitalización parecía un chiste hasta que nos dimos cuenta que es tan esencial como el aire, ¿qué opinas?
Que los que no entendieron que la transformación digital era un requisito para generar nuevas oportunidades lo han pagado caro. La parte fácil de lo que hemos vivido es el teletrabajo. Ha sido espectacular por la dimensión global de la experiencia, pero es la parte fácil de todo esto. Lo difícil será re-sincronizar capacidades y oportunidades en nuestras organizaciones. Y es obvio que una parte de las capacidades son digitales.
Pero esta crisis me ha llevado a otra reflexión. Hemos sostenido el teletrabajo en tecnologías que tienen más de veinte años y en unas redes de telecomunicaciones que se han mostrado robustas. Pero me ha decepcionado un poco el papel de la inteligencia artificial en esta crisis del COVID.
Vamos a ver. Llevo años escuchando a gente en Silicon Valley, gente de esa que mira por encima del hombro para hablar de la singularidad, de cuando las máquinas superarán a las personas, y gente que se atreven a hablar de la inmortalidad como algo asequible. Lo que yo esperaba de la inteligencia artificial no es que nos hubiera ayudado después a mejorar las previsiones de cómo superar la crisis, yo creía que ya estábamos en condiciones de que la inteligencia artificial hubiera ayudado a evitar la propagación del Coronavirus.
Pero lo que ha resultado decisivo para evita estragos mayores de la crisis sanitaria han sido las personas que en los hospitales, en las UCI, en las ambulancias, lo han dado todo por salvar vidas.
A las 8 de la noche no salimos a aplaudir máquinas, aplaudimos personas. Quizás ya es tiempo de poner un poco de cordura a la narrativa sobre la tecnología. No me entiendan mal, estoy convencido que la inteligencia artificial tendrá un alto impacto, quizás superior al de Internet.
Creo sinceramente que la inteligencia artificial cambiará muchas cosas, excepto la centralidad de las personas cuando las cosas se ponen serias de verdad.
:: La capacidad de predecir siempre ha sido muy compleja. Ahora noto a los financieros y a quien tiene que tomar decisiones en contextos tan duros que piden y sueñan con esa bolita mágica o con escenarios… ¿Cómo debemos entrenarnos para que el riesgo no nos paralice como personas y como empresas?
Aumentando el respeto a los que arriesgan. Hace años que en mi perfil de Twitter tengo este Tweet Fijado: “El respeto por los que arriesgan en sus proyectos, arriesgan de su bolsillo o arriesgan sus trayectorias. Necesitamos una sociedad que respete más a los que arriesgan y que ignore mucho más a los mediocres que solamente saben bloquear y destruir”. Y no veo motivo para cambiarlo. Al contrario, no hemos convertido en la sociedad de la deuda perpetua y de eso solamente se sale con más emprendimiento y con más empresa.
:: ¿Qué papel juega la humildad en la nueva normalidad que nos va a tocar vivir?
Fundamental. Juega un papel central.
La falta de humildad y la corrupción ha destrozado ya la política. Necesitamos liderazgos que no entiendan la humildad como una debilidad, si no como el atributo de la naturalidad. Porque la humildad impostada es ridícula, mediocre, insoportable. Cuando se juntan talento y humildad puede nacer la sabiduría.
:: ¿Esta crisis ha servido para crear una especie de laboratorio para entender nuevas formas de trabajar (menos reuniones, más digitalización, menos presencia…)?¿Cogeremos los viejos vicios rápido?
Sin duda al regreso nos espera la dictadura del día a día y las viejas inercias cual legiones imperiales. Hay algo a lo que no paro de darle vueltas: ¿cómo podemos volver con una versión mejor de nosotros mismos, de nuestras empresas, de nuestra sociedad? Intuyo que la única forma de volver mejores es no esperar al regreso para cambiar. ¿Por qué esperar?
:: ¿Qué has leído últimamente que te haya gustado especialmente?
He leído a Charles Handy, una especie de Drucker de UK. Un hombre sabio, con un estilo distinto, cercano. Lo conocí personalmente en Viena y me pareció un tipo de otro nivel por su sencillez. He releído a Hamel y a Birkinshaw por qué estoy muy preocupado de que no despleguemos un nuevo ejército de nuevas burocracias on-line y ellos son los apóstoles de la desburocratización.
He leído “Reinventing the Organization” de Yeung y Ulrich, está bien, me cansan las metodologías integrales, pero es interesante. Ahora estoy empezando el libro de Ryan Holiday el “Ego es el enemigo” por qué me gustaría escribir más sobre humildad. Y he releído y he disfrutado mucho con el clásico de los clásicos “Que és el management” de Joan Magretta, qué gozada.
:: ¿Para cuándo tu próximo viaje a Boston? ¿Qué estás descubriendo que te está motivando y quieras compartir?
No lo sé. Tengo ganas de ver a los amigos de Boston. De volver al MIT y otras universidades para seguir algunos proyectos. Pasarme horas en la Coop de Harvard y comprar libros. Estos días uno piensa en lo esencial. He descubierto que me motiva lo de siempre, pero con más intensidad. Aprender, cocinar un poco, estar con los míos, ir al monte. Y me apetece trabajar como antes. Extraño los talleres, las conferencias, las clases en la universidad. Yo ya teletrabajaba antes y ahora lo que quiero es estar cerca de la gente y mirarle a los ojos sin una pantalla de por medio.
5 Comentarios
Más que un comentario es una solicitud de contacto que me gustaría hacer llegar a Xavier para comentar alguna idea que tengo para contribuir a hacer una mejor versión nuestra sociedad. ¿Por que esperar?
Molt Gran en Xavier Marcet … as usual !!!
Este confinamiento me ha brindado una excelente oportunidad para leer unos cuantos libros, entre ellos el de Xavier «Esquivar la mediocridad»… me ha encantado! tanto por su contenido como por las mismas fuentes de las que he bebido en mi vida profesional.
Gracias Xavier.
Felicidades por esta entrevista.
A las ocho aplaudimos a personas, no a máquinas. Es una gran verdad y una gran metáfora.
Sin embargo, y aunque hablamos constantemente de dar prioridad a las personas, las primeras y más numerosas decisiones que se tomaron tuvieron la contabilidad como motivación prioritaria. Antes de tener una idea de cómo iban a ir las cosas, la Administración estaba colapsada con ERTEs, despidos y finalizaciones de contratos que han dejado a centenares de miles de personas en la indefensión y muchas de ellas han pasado de tener un empleo a estar en la cola de un centro social que distribuye comida. Ya sé que la liquidez es vital, pero de verdad se pensó en las personas en primer lugar al hacer esto? Me ha recordado aquella manida frase: “el activo más importante de una empresa son sus empleados”, que se repetía como un mantra, mientras resultaba que cuando las empresas hacían despidos masivos subían sus cotizaciones.
Tampoco reniego de la tecnología, aunque creo que es imperativo que pasemos por el filtro de la ética y los valores algunas cuestiones en relación a este tema, empezando por la AI. Sinceramente, espero que de verdad aprendamos a dar valor a aquello que de verdad lo tiene.
Me encanta siempre escuchar ( en este caso leer ) a Xavier , todo lo que dice me hace reflexionar y alimenta mi día a día personal y profesional…. excelente entrevista. Gracias.